El Día Mundial del Agua se celebra anualmente el 22 de marzo como un medio para centrar la atención en la importancia del agua dulce y abogar por la gestión sostenible de los recursos hídricos. Se trata de tomar medidas para hacer frente a la crisis mundial del agua, en apoyo del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6: Agua y saneamiento para todos para 2030.
Miles de millones de personas e innumerables escuelas, empresas, centros de salud, granjas y fábricas se ven restringidas porque aún no se han cumplido sus derechos humanos al agua y al saneamiento.
Los últimos datos muestran que los gobiernos deben trabajar un promedio de cuatro veces más rápido para cumplir con el ODS 6 a tiempo, pero esta no es una situación que pueda resolverse con solo un actor o grupo. El agua afecta a todos, por lo que se necesita que todos tomemos medidas.
Desde GEA, conscientes de la enorme importancia que tiene hoy en la agenda mundial el cuidado del agua, hacemos el Cálculo de la Huella Hídrica de organizaciones, una herramienta indispensable para saber la cantidad de agua dulce empleada directa o indirectamente en la producción de un bien o servicio, consumido por una comunidad, un individuo, una organización o una región. Es un indicador multidimensional. También trabajamos en el Cálculo de Huella de Agua, cuantificando los impactos ambientales potenciales relacionados con este recurso fundamental para la vida.
Datos alarmantes
1,4 millones de personas mueren anualmente y 74 millones verán acortada su vida a causa de enfermedades relacionadas con el agua, el saneamiento y una higiene deficientes.
A día de hoy, 1 de cada 4 personas (2000 millones de personas) en todo el mundo carecen de agua potable segura.
Casi la mitad de la población mundial (3600 millones de personas) carece de un saneamiento seguro.
A nivel mundial, el 44% de las aguas residuales domésticas no se tratan de forma segura.
Se prevé que la demanda mundial de agua (en extracciones de agua) aumente en un 55 % para 2050.
La campaña global «Sé el cambio» alienta a las personas a tomar medidas en sus propias vidas para cambiar la forma en que usan, consumen y gestionan el agua. Estas promesas de individuos y comunidades contribuirán a una Agenda de Acción del Agua que contará también con los compromisos a mayor escala de gobiernos, empresas, organizaciones, instituciones y coaliciones.